viernes, 11 de mayo de 2007

La lanzadera y esas otras pequeñas cosas de la vida

Empezaré retórico como lo fue el día. Seguramente me repetiré; andaré despacio y cansino; no será ni la mejor ni la más breve entrada y los ojos se nos cerrarán antes de que acabe de escribir... Pero hoy, me merezco este tiempo.
Dicen que las oportunidades en la vida son trenes a los que hay que subirse, pero a mí hoy me apetece bajarme. Sí, me apetece bajarme porque es en las pequeñas estaciones donde a uno lo quedan los mejores recuerdos del viaje. Mucho mejores, de hecho, que el destino final. Esos hombres en la noche camino a Jaisalmer, ese derrumbre caminito de Cobán, esa hoguera en medio de la nada, sleeper class a Varanasi... Y es que la felicidad no se encuentra en el destino sino en el camino hacia éste (alguien lo dijo y cuanta razón tenía el canalla).
Este blog se escribirá en los días en que tenga la suerte y el valor de pararme en alguna estación remota. Esos días en que bajaré por un momento de este tren que viaja a velocidad de vértigo, y pensaré quan t... fuí de no pararme más a menudo a observar el camino.
Trabajo y vivo en Madrid. 200 horas al día para ser exactos; no parar nunca. Experiencias y más experiencias a velocidad frenética. El metro va repleto de gente y el bus queda atascado en estas grandes avenidas siempre rebosantes de coches. En el trabajo hay gente muy variada: filosofías, orígenes, culturas, valores... Pero el ritmo apenas permite parar a pensar en ello y en el porque de las cosas. De golpe alguien o algo te despierta de esta vorágine y descubres que por un segundo, has parado en la estación. Allí despierta la alegría de la vida: Te has enamorado.
La lanzadera; No mames que n+1 son risas;tú, él, ella...; el estadio chapin; los pájaros de portucal o Hair!... el valor de todo. Hemos empezado genial el vivir aquí y aquí mismo despega este blog, esperando para ambos un glorioso devenir y una vida llena de paradas en estaciones sin nombre.
¡Muy buenas a todos! :)